miércoles, 27 de junio de 2007

¿PALABRA DE HONOR O PALABRA DE HORROR?

Les pasa a ustedes como a mí, al platicar con personas no Latinas, que les preguntan el porqué “la mayoría de los latinos” hacen ésto o aquello, como si fuera uno el vocero, el representante oficial o la persona que tiene todas las respuestas sobre los Latinos y su comportamiento? A mí me pasa todo el tiempo y, hasta cierto punto me incomoda, pues normalmente esta pregunta va acompañada de una crítica velada basada en prejuicios y racismo a la que yo, por supuesto, me siento obligada a responder en defensa de nuestra cultura. No se si siempre logro convercerles de lo que les digo pero, por lo menos, se ven obligados a escuchar mi respuesta y con ella, el lado que ellos desconocen y mi esperanza es que esto ayude, aunque sea un poquito, a que exista un mayor entendimiento entre las dos razas.

Sin embargo, en otras ocasiones como hace apenas unos días, me hacen preguntas con un afán auténtico de entender una actitud que causa problemas, que a nadie edifica y que, quienes la practican, afectan la reputación de todos los Latinos. La pregunta con la que me enfrenté fue la de ¿porqué los latinos no cumplen con su palabra? y acompañando la pregunta, venían varios ejemplos de una indiscutible falta de seriedad, que estoy segura que todos podemos reconocer.

Yo me quedé callada por un momento, sin saber qué decir, ni cómo contestar. Fue interesante analizar los sentimientos por los que fui pasando: de la confusión, a la negación, a la aceptación, a la incomodidad y finalmente, cuando pensé en los muchos ejemplos de los que a mí me ha tocado ser testigo, sentí verguenza: Nos comprometemos a hacer algo y dejamos “colgado/a” a la persona con quien nos comprometimos, prometemos ir a alguna parte y nunca llegamos, decimos que vamos a ayudar a alguien y todo se nos atraviesa y lo peor de todo es que, quizá desde el principio, sabíamos que no cumpliríamos con nuestro compromiso, pero aún así dimos nuestra palabra como si nada.... a la ligera.

Después, vinieron a mi mente aquellas películas que a todos nos encantan de Pedro Infante, Jorge Negrete y todos los grandes del cine. En ellas, la “palabra de honor” era lo que contaba. Nada de firmas de contratos, ni tanta cosa.... una persona daba su palabra y era más que suficiente y en esas mismas películas, cuando alguien no cumplía con la palabra empeñada, se avergonzaba a si mismo y a toda su familia. Lo mismo pasaba en la vida real y las cosas se hacían de la misma manera: la palabra era la palabra. Estoy segura que cada uno de nosotros podemos recordar a nuestro padre, nuestro abuelo, tío, mamá, etc., dando su palabra y para todos era sabido que la cumplirían. Entonces.... ¿qué nos pasó? ¿cuándo fue que la nuestra pasó de “palabra de honor”, a “palabra de horror?” La palabra de honor representa la seriedad, el carácter de una persona, la columna que lo sostiene y el material del que está hecho. No cuidar ese honor y nuestra palabra es afectar nuestra reputación como Latinos, especialmente viviendo en una comunidad pequeña como en la que vivimos y en momentos como éstos, en los que los ojos de los demás están puestos en la manera de actuar de los Latinos.

En muchos de nuestros países los gobernantes nos mienten, nos prometen cosas que nunca nos darán y nosotros hemos tenido que dejar nuestra patria quizá por esa falta de “palabra” de aquellos en quienes habíamos confiado. No es posible que nosotros estemos haciendo lo mismo ahora y en este país. No es posible que les estemos dando a nuestros hijos una reputación y una herencia de falta de seriedad y de desconocimiento de lo que es un compromiso. Nos enojamos cuando ellos nos dicen que harán algo y no lo hacen y los regañamos por esto, pero ¿no es precísamente lo que nosotros hacemos? Si nosotros les damos este ejemplo, ellos crecerán haciendo lo mismo y teniendo una palabra “que no vale nada”. ¿Es eso lo que queremos para ellos?

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