viernes, 25 de mayo de 2007

Que tanto le afectan las criticas?

Conteste estas preguntas con sinceridad: ¿Le afectan las críticas? ¿Se siente usted inseguro de lo que hace o dice por las críticas que recibe? ¿Quisiera usted cambiar su forma de ser para que no le critiquen? Si su respuesta a alguna de estas preguntas fue afirmativa, permítame decirle que lo lamento mucho. Lo lamento por la sencilla razón que lo que le hace querer cambiar o sentirse afectado no es un deseo real de mejorar su forma de ser, sino más bien un deseo de complacer a los demás, aunque complacer a todos es imposible y también porque su felicidad, entonces, depende de los demás y no de lo que usted piense o sienta.

Señoras y señores, la verdad es que todos somos criticados a diario, por múltimples razones. Algunas veces con razón, pero por lo regular sin ella, la gente nos critica por cómo nos vestimos, cómo nos comportamos, cómo nos expresamos, por nuestras costumbres, por nuestras tradiciones, por el idioma que hablamos, por lo estudios que tenemos o no tenemos y por las cosas que compramos o no compramos. Es decir, tenemos que aceptar el hecho que la gente nos va a criticar, con o sin razon y por cualquier cosa. Una vez que somos capaces de aceptar este hecho, nos es mucho más sencillo decidir qué vamos a hacer con esas críticas.

Para comenzar a aceptar que vamos a ser criticados, lo primero que tenemos que hacer es 1) aceptar quienes somos: saber que no somos perfectos y que tampoco somos “moneditas de oro” pero al mismo tiempo, siempre tratar de ser mejores personas de lo que fuimos ayer, 2) saber porqué hacemos lo que hacemos: es decir, saber los motivos que nos mueven y a enfocarnos en nuestra meta, y 3) estar dispuestos a reirnos de nosotros mismos: así, cuando alguien se ría de nosotros, ya le llevaremos la delantera.

Comprendamos que a quien nos critica, sin importar su edad ni la nuestra, seguramente le mueve la envidia, la incapacidad y la falta de creatividad. Quienes critican, regularmente, se enfocan tanto en los demás porque no tienen un enfoque propio y porque, aunque parezca lo contrario, son personas tremendamente inseguras que resaltan los posibles “defectos” de los demás para que nadie note los suyos. Las personas seguras de sí mismas e inteligentes, no critican. Por el contrario, si tienen algún comentario que hacer siempre buscan la manera de decir las cosas tratando de no afectar negativamente a los demás.


Si usted se detiene mucho a pensar en las críticas que le hacen, perderá el enfoque en lo que a usted le interesa y también perderá mucho tiempo y energía, pues sin importar lo que usted haga o deje de hacer, a esas personas nunca les dará gusto. Ellas siempre encontrarán de qué hablar. Tome mi consejo y no se deje impresionar por aquellas personas que con mucha autoridad (aparentemente) le critican o, simplemente, se burlan de usted. De la misma manera, dejemos de criticar a los demás. Por el contrario, si alguien critica a otra persona en su presencia, pídale que no lo haga porque le hace sentir incómodo/a hablar de alguien que no está presente y retírese. Aunque al principio quizá sus amistades se sorprendan, en poco tiempo comprenderán que no deberán contar con usted para criticar y burlarse de otra persona. Recordemos que “con la vara que mides, serás medido”.

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