sábado, 26 de febrero de 2011

¿QUIEN ES UN BUEN PARTIDO?

Por Silvia Uribe








Nadie discute que no existe ni “el hombre perfecto” ni “la mujer perfecta”. Algunos se sienten atraídos por personas morenas o ricas o simpáticas o altas o simplemente románticas. Sin embargo, sin importar como sea o qué haga, lo difícil es encontrar a la persona adecuada para cada uno de nosotros. Es por esto que tanto los hombres como las mujeres tienen problemas para encontrar lo que Abi, mi abuela, solía definir como “un buen partido”.



Entendemos a qué se refería, pero en realidad, ¿de qué hablaba específicamente? Según ella, una persona que es un buen partido tiene las cualidades necesarias para ser, en todos sentidos, una buena pareja, sea hombre o mujer. Por supuesto que esto no quiere decir que la persona que es un buen partido nos va a proponer matrimonio. Eso solo lo dirá el tiempo. Pero si la persona que nos interesa tiene las características necesarias, estas serán un indicador que no estamos perdiendo nuestro tiempo miserablemente, arriesgándonos a enamorarnos de quien no nos hará felices. Básicamente son características que nos ayudan a ir más a la segura, por más que sepamos que en la vida no haya nada cien por ciento seguro.

La teoría es - en materia de amor, el corazón y el cerebro deben trabajar en conjunto y no alternadamente.

De acuerdo a mi abuela, debemos fijarnos en varias cosas – que venga de una familia que disfrute pasar tiempo juntos, lo cual significa que la persona aprecia el valor de una familia; que la persona no tenga vicios; si los tiene, todo el dinero irá a pagar por ellos. Que la persona haya sido criada en una religión, lo cual indica que fueron criados con valores morales y, finalmente, que la persona sea económicamente independiente – simplemente para evitar los parásitos y los vividores.


Casi puedo escuchar a mi abuela decir con tono decidido: “se deben tener largas conversaciones con esa persona sobre cosas que no sean sexo, alcohol o aventuras imaginarias. Durante dichas conversaciones, hay que averiguar de qué logros se siente orgullosa la persona, sobre sus metas para el futuro en general (no necesariamente relacionadas contigo) y qué es lo que está haciendo para lograr esas metas. Estas conversaciones te mostrarán qué tanta determinación tiene él/ella. Además, si la comunicación entre los dos es buena, ya tienes mucho camino avanzado”. Abi siempre me dijo “los que pueden hablar y reír juntos, pueden vivir juntos”.

Y, por supuesto, por nuestro bienestar, no debemos olvidar asegurarnos que la persona nos respeta física, verbal y emocionalmente.

Las características antes mencionadas no se pueden inventar o adquirir de repente y por supuesto no las podemos exigir; o se tienen o no se tienen. Así que no nos engañemos pensando que si no las tiene, las puede obtener mágicamente, solo para darnos gusto.

Una amiga muy querida, Mareu, no contó con el consejo de mi abuela. Conoció a un hombre muy guapo y muy simpático, pero cuyo único interés y enfoque era el dinero. No tenía valores morales, jugaba a las cartas y apostaba en las carreras de caballos. Además, era irrespetuoso y la agredía físicamente. Mareu acepta hoy que ella se dio cuenta de todo esto antes de casarse, pero eligió ignorarlo con la esperanza que él cambiara. Después de algunos terribles años de matrimonio, debido a los constantes abusos y a sus tendencias a serle infiel, la dejó sola, con el cuerpo amoratado y con el alma rota. Por si esto fuera poco y haciendo uso de sus relaciones y del poder que el dinero le daba, al poco tiempo cumplió con su amenaza de quitarle a sus hijos.

Desafortunadamente, la historia de Mareu no es poco común.

Nunca escuché a Abi hablar sobre la intuición, pero en mi experiencia ésta es crucial en asuntos del corazón. Sobre la intuición tengo una cosa que decir: Debemos confiar en ella. Muchas veces las personas sienten que algo no está bien en su relación y deciden ignorarlo. Con facilidad hacen a un lado las señales de alerta debido a su necesidad, o quizá a su necedad, por continuar con la relación, para más adelante darse cuenta – de la peor manera casi siempre – que debieron haberle hecho caso a su intuición.



Sabemos que nadie es perfecto y que nunca lo será. Así que, una vez que encontremos a “un buen partido” debemos estar listos para hacer ciertas concesiones de la lista (supongo que todos tienen una lista) de los requisitos adicionales que quizá no sean tan importantes en la vida.
Tenemos que recordar que nadie tiene la receta para la facilidad, pero si comenzamos con un “buen partido”, nuestras oportunidades de alcanzarla se incrementarán considerablemente.

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