Tradicionalmente, el respeto a los padres ha sido uno de los máximos valores en las familias Latinas. Muchas veces los padres se ganaban el respeto con su autoridad moral y otras muchas por el miedo a las consecuencias. El caso es que el respeto no estaba a discusión, ni los hijos la cuestionaban abiertamente.
Hoy en día, sin embargo, se habla de todo más abiertamente y los hijos tienen la posibilidad de cuestionar muchas más cosas, pero el respeto a los padres no debe ser una de ellas, porque cuando se pierde el respeto en la casa, se pierde todo y los más perjudicados son los hijos.
Muchos jovencitos de 13 o 14 años hoy en día, desobedecen insultan y hasta golpean a sus padres y éstos, por miedo a sus hijos, les dejan hacer cualquier cosa. Como padres, no debemos permitir que esto suceda y para evitarlo, debemos usar medidas preventivas, tales como 1) no pasar por alto ninguna falta de respeto, comenzando por la palabras que se utilizan en casa para dirigirse unos a otros, 2) no aceptar las miradas de reto o de enojo 3) no permitir los malos modos 4) erradicar las señas con las manos y 5) vigilar el tono de las conversaciones y de las contestaciones. Todo lo anterior deberá hacerse en forma respetuosa.
Si se van aceptando las faltas de respeto porque son pequeñitas, en poco tiempo se tendrá una situación que puede fácilmente salirse de todo control.
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